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MANAGEMENT Y DEPORTE - AGOSTO 2011

 

Agustín Pichot - así en la cancha como en la vida

El ex capitán de Los Pumas continúa aplicando los valores y estrategias que le dio el rugby en los distintos aspectos de su rutina diaria. Lineamientos y premisas de un jugador que hizo del liderazgo un modo de vida.

pichot

Una palabra se repite en su discurso: disciplina. Es evidente que la carrera deportiva de Agustín Pichot le ha dejado mucho más que laureles y fama. De hecho, basta observar los hitos de su camino para entender que estamos ante uno de los mejores y más claros paralelos entre el management y el deporte. Lentamente y con paciencia, el camino deportivo que trazó Pichot tuvo tanto de estrategia como de pasión. Como quien construye una empresa, el rugbier alineó sus objetivos, se planteó sus opciones y avanzó hacia la meta con iguales dosis de trabajo y talento. “Es que el talento sin trabajo no existe, no funciona”, dirá a lo largo de esta nota, revelando una de las mayores claves de su éxito. Así fue justamente como pasó del Club Atlético de San Isidro (CASI) a los clubes europeos Bristol y Stade Français y, por supuesto, a la selección argentina de rugby, Los Pumas, donde en el 2006 fue coronado capitán. Y así fue también como, tras 12 años de impecable trayectoria, anunció su retiro en el 2009 y emprendió una nueva vida, retirándose del rugby en lo más alto de su carrera.

Hoy, a cargo de la radio ESPN (FM 107.9), involucrado con la creación de su línea AP9 para Nike e inmerso en la producción de vinos, aceites, dulce de leche y otros productos bajo la línea “Familia Pichot” (realizada justamente por los Pichot en conjunto), la suya es una vida igual de llena de estrategias y objetivos que en sus años europeos. Y, como aclaró Pichot en otra entrevista reciente, “con los mismos valores que me enseñó el rugby: pasión, disciplina, garra, camaradería, lealtad, respeto y coraje”.

 

En tu carrera deportiva conseguiste importantes logros como jugador. Hoy, un tiempo después de retirarte, estás desempeñándote en el plano empresario y dirigencial. ¿Dónde reside tu motivación para emprender nuevos proyectos?

Una de las enseñanzas que me dejó el deporte y pude aplicar a mi vida personal -y que considero una regla básica-, es la disciplina. A lo largo de mi carrera deportiva, generé una cultura de trabajo que tenía como premisas el orden y la disciplina. Te levantás a determinada hora, trabajás ciertos aspectos físicos, buscás objetivos, buscás mejorar y encontrar la forma de lograr las cosas que te proponés. A mí me tocó de muy joven tomar decisiones muy maduras, como irme a vivir solo o manejar los primeros contratos; yo nunca tuve representante. Opté por ser profesional en el rugby y transitar ese camino. Entonces, cuando dejé de jugar y pasé al otro mundo, ya tenía el ejercicio interno de hacer las mismas cosas. Es exactamente lo mismo pero de otra forma.

 

¿Cuáles creés que son las claves para el logro de objetivos?

Sentir lo que hacés. Soy una persona convencida y creo mucho en el trabajo. Empecé a trabajar a los 15 años; por más que el rugby sea un deporte, era un trabajo a nivel preparación física y mental. Y el talento, sin trabajo, no existe, no funciona. La construcción del éxito, sin referirme a ganar, se logra a través del trabajo y la disciplina. Y atrás del trabajo y la disciplina viene la impronta de uno, la personalidad, que se da con el amor que se le pone a las cosas que se hacen. Eso es la pasión. Soy una persona que tiene mucha personalidad, a veces cae muy mal lo que digo, porque soy frontal y digo lo que pienso. Nuevamente, creo en el trabajo y la disciplina pero con la impronta de creatividad y personalidad de cada uno, sino la vida sería un cubo de aburrimiento.

 

Durante tu carrera deportiva te tocó ejercer el rol de líder del equipo. ¿Cómo ejercés el liderazgo hoy?

Es muy importante delegar en los equipos de trabajo la responsabilidad de los proyectos que encarás. No me meto en un negocio para el que no tengo las competencias, pero sí tengo la capacidad de encontrar líderes de equipos que las tengan para llevarlos adelante. Por ejemplo, la radio. Cuando yo dejé de jugar empecé a pensar qué hacer y surgió el proyecto de la radio de ESPN. Y la verdad que tuve que estudiar el tema antes de encarar el proyecto. Primero puse a las personas que tenían que estar en el lugar en el que tenían que estar, no me hice el director de la radio porque hubiera cometido un error. Hice foco durante siete meses sobre lo que era una radio, estudié y aprendí lo que era un modulador, dónde se paraba la antena, etc. Hoy no soy un experto, pero cuando las personas me hablan del tema sé de lo que me están hablando. Cada canción que pasan la sé, me reúno una vez por semana con el grupo de musicalizadores, la directora sabe perfectamente que mi puerta está abierta pero el diario es de ella y lo trabaja con su equipo. Así nos manejamos y así funcionan las cosas. Es cuestión de armar los equipos para después darle riendas para que vuelen, porque sino el único que vuela es uno, y eso siempre afecta. Creo que se debe ejercer un liderazgo, pero deben existir también muchos liderazgos individuales, cada uno desde su lugar de trabajo, porque para eso existen los distintos niveles y lugares dentro de la organización. Lo que sí debe suceder es que haya un consenso en el grupo y todos empujen para el mismo lado. Eso me lo enseñó el rugby.

 

En ese sentido, ¿qué importancia le otorgás a la planificación estratégica?

Todo lo que hago tiene un marco, y ese marco está puesto en un momento determinado en el tiempo. Eso es estrategia. Todos tenemos a largo plazo algo a lo que queremos llegar, una misión, un objetivo. Yo sé bien qué es lo que quiero. Todo el tiempo genero objetivos a corto, mediano y largo plazo. Al mismo tiempo, mi modelo de ejecutar tiene que ver con cambiar los modelos constantemente. Dentro del marco vuelvo a cambiarlos, si veo algo que está estancado y no va bien, lo cambio. Incluso cuando la radio va bien, le agrego cosas nuevas porque me gusta generar cambios constantes. Me gusta producirlos antes de que me los produzca el entorno.

 

Si trasladáramos esta idea al plano empresario, ¿cómo dirías que se hace para cambiar una cultura, una misma forma de hacer las cosas durante mucho tiempo?

Con disciplina, constancia, compromiso y pasión. Los Pumas no firmaban autógrafos, entraban a la cancha de a uno, como si fuéramos Dios. Yo dije “se acabó, salgamos a la cancha firmándole autógrafos a los chicos, vayamos a los clubes”. Hoy eso cambió. Costó 12 años, pero cambió. Hoy los Pumas no se sienten iluminados, sí felices. Lo pague carísimo, porque cuando podían me criticaban, pero me importó muy poco. También hay que tener confianza en la gente que tenés al lado, apoyarte en ellos. Varias veces me han dicho “si funcionamos fenómeno, ¿por qué voy a cambiar?”. Cuando hay culturas de trabajo muy arraigadas se hace difícil luchar contra los egos personales. Pero a mí el ego no me importa. Yo ya salí en los diarios, ya fui el mejor del mundo, ya ví a la Reina de Inglaterra, ya estuve con Beckham… A esta altura sólo me mueve hacer cosas. Trabajemos, que todo se puede.

 

Seguramente eso también tiene mucho que ver con los valores que uno va aprehendiendo no sólo de la familia sino también del deporte.

Para mí primero está mi familia (padres) y después mi familia deportiva, la contención de mis amigos. Todos jugaron al rugby y eso hace que ese núcleo te eduque de una forma donde el paradigma, además del deporte, tiene también esa cuestión de valores, de jugar con un compañero, respetar las leyes, respetar al contrario. Si todos respetáramos esas cosas, seríamos una sociedad increíble, porque en verdad es pensar en el bien común. Para mí es muy claro que uno está para hacer el bien común. Por supuesto, también pensando en su instinto de supervivencia y de egoísmo. Pero no son dos cosas diferentes, uno puede vivir alcanzando sus objetivos pero en armonía con los demás.

 

En este número elegimos como eje temático la idea “Construir un país mejor”. ¿Qué reflexión harías al respecto?

Odio la cultura del “no se puede” y del que se queja. No me considero ni un chorro ni un argentino mediocre. No somos todos iguales, yo trabajo para estar mejor y para que el país este mejor. Elegí quedarme porque creo que es un país fantástico, con las cosas buenas y las malas. La pregunta que deberíamos hacernos nosotros sería ¿qué cosas hacés vos para cambiar? Todo lo que hacemos, por más chico que sea, contribuye. Tenemos que ser más positivos. No pienso en no ser críticos, sino en ser críticamente positivos. La clave es hacer y convencer.

MIx

 

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