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REFLEXIONES DE UN TIPO COMÚN - MARZO 2012 NOTAS RELACIONADAS

Leonel Gargantini

Vuelve, vuelve primavera… vuelve, vuelve que te espero… Venía canturreando el tema que hiciera famoso Johnny Tedesco en la época del club del clan… Aunque, en realidad, ya estábamos en pleno verano con una temperatura de 40º y yo esperando el cambio de semáforo de la 9 de Julio (fecha patria en pleno invierno), “¡qué capacidad de asociación!”, me dije: verano, invierno y primavera en una sola reflexión, cosa que no me sorprendió porque siempre fui un tipo creativo. Y, evidentemente, la creatividad es una fortaleza distintiva de mi perfil que surge cuando hago mi propio FODA o bien busco alguna ventaja competitiva con mis colegas. Me quedé pensando si no debería apalancar mi programa de desarrollo a través de esta competencia… seguramente lo hablaré con mi jefe en mi próximo análisis de performance. Lo cierto es que -empapado en sudor- ingresé a la oficina y sentí un profundo “shock” en mi cuerpo que me hizo “tiritar” y no precisamente por la letra que hizo famoso a Donald en los años 70’, sino porque los “H de P” de la generación “Y” tenían la temperatura en 15º y encima uno de ellos me preguntaba dándome la espalda, “Leo, ¿qué onda la calle?”.

En el momento de darle una repuesta con términos ahora permitidos por la academia y facilitados por el ilustre Roberto Fontanarrosa, escuché la inconfundible voz de mi jefe que con buena vocalización decía: “Gargantini, no se distraiga y venga a mi oficina”. Traté de  recomponerme desde lo físico y lo emocional y mientras que caminaba hacia la oficina del BOSS -como lo llamaba el “grupete”- lo miré al joven inquisidor y le hice la señal universal del puño cerrado y el dedo mayor extendido, para lo cual, a pesar de ser bilingüe, parecía no entender nada.

Sentado en la oficina del jefe recordé si no debería aprovechar la oportunidad de adelantar la conversación sobre mi desarrollo, pero en un curso de negociación aprendí que debía ejercer  una buena escucha activa y me limité a que él haga la primera jugada. En realidad hizo la primera, la segunda y la tercera, ya que fue un monólogo de su parte y me tuve que comer las 33 de mano porque fui a la pesca.

Comenzó diciendo que si bien la compañía tenía una buena proyección para este año y para eso necesitaba todos los recursos alineados al plan estratégico y el talento de su gente sería fundamental para el logro de estos objetivos desde el primer día del año. Me sentía identificado y agradecido de que compartiera conmigo esta preocupación y era lógico que así lo hiciera, ya que estaba rodeado de muchos jóvenes con potencial pero con poco recorrido de pista, y el tipo evidentemente necesitaba de alguien con experiencia y temple para poder manejar situaciones complejas (ese párrafo lo leí en alguna competencia y me quedó grabado). Pero NO!, me dijo que, analizando la historia de los integrantes de su staff (me imaginé una modelo de agencia… clandestina), había descubierto que por mis años de antigüedad ya era un “pasivo” de la empresa y que no entendía cómo tenía adeudado 114 días de vacaciones, que era una vergüenza esa acumulación de descanso y un riesgo laboral para la empresa y, en tono doctoral me preguntó, “¿y que me dice de la calidad de vida? ¿Y el equilibro trabajo – bienestar personal?”

A esa altura estaba algo desconcertado, y no sabía si era por el golpe de calor o que no seguía el relato del Manager del Staff, pero como adivinando el pensamiento me dijo: “Garga… (así me llamaba cuando quería influir) …como no podemos prescindir de sus servicios es un buen momento para que disfrute y se tome todas las vacaciones pendientes, cargue las pilas y se inserte en el staff con nuevos bríos”. Pensé: ¿qué se cree que soy un caballo este salame?  (pero me lo guardé) y sólo atiné a decirle, ¡pero son como 4 meses! “Y bueno aproveche, hombre, y apúrese así dejamos todo en orden y en mayo nos vemos nuevamente”.

No me pareció apropiado preguntarle cuándo íbamos a realizar la reunión sobre mi performance y si había algún toquecito salarial, al contrario, me palmeó la espalda y me dijo: “consuma Garga y viaje que es la plata mejor invertida”.

Me fui a tomar un café para ordenar las ideas y así empezar mi período (término poco feliz para los MALE) vacacional, me leí el suplemento de turismo con todas las ofertas, analicé las deudas que tenía por las compras en 12 cuotas “sin interés” y recordé las palabras del BOSS sobre que la mejor inversión es en viaje y me decidí.

Me fui a Constitución y me puse en la cola para la SUBE. 

PD: Querido lector, dado que tengo 4 meses de vacaciones y mis viajes aunque “cortos” son de turismo aventura por GBA, le agradecería que si tiene un ratito me envíe sus comentarios, sugerencias o simplemente se comunique conmigo para la sesión de coaching quincenal.

 

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