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ACTUALIDAD - JULIO 2012 NOTAS RELACIONADAS
Santiago Do rego  

Análisis de las variables económicas en la actual coyuntura

 

En La Primera Opción, tuvimos la oportunidad de mantener una amena charla con uno de los economistas que, en los últimos años, logró mayor influencia en la opinión pública por su capacidad para bajar de manera clara y sencilla temas que, por su complejidad, habitualmente son difíciles de decodificar. Tomás Bulat nos abrió las puertas de su estudio y, con su característica simpatía, realizó un análisis de algunos ejes críticos de la actual coyuntura.

 

 

El tipo de cambio y la pérdida de competitividad.

La Argentina tiene un atraso cambiario muy grande que ha ido creciendo fruto de la inflación, la cual se viene desarrollando a niveles superiores de lo que se ha devaluado el peso argentino. En los últimos dos años, tuvimos una devaluación del 15% con una inflación del 50%. En el ámbito internacional, durante los últimos 7 meses, el dólar empezó a revalorizarse en el mundo y, sobre todo, en América Latina. El real pasó de 1.60 a 2.08, el peso mexicano de 11.90 a 14.20 y el peso chileno de 460 a 520, es decir, las monedas latinoamericanas se devaluaron. Y cuando uno se fija en sus respectivas inflaciones: en México 3%, Chile 3% y Brasil 5% anual, se puede interpretar que se produjeron devaluaciones más importantes que la de Argentina, pero con inflaciones mucho más bajas. Como resultado de todo esto, en los últimos 7 meses, Argentina perdió un nivel de competitividad fenomenal.

 

La Balanza Comercial y las restricciones a las importaciones.

Las restricciones a las importaciones tienen un sentido de defensa, en teoría, de la industria nacional para –lógicamente- protegerla. Pero, básicamente, es consecuencia del atraso cambiario que tiene la Argentina. Para poder mantener el superávit comercial y sostener una baja de las exportaciones, en vez de ajustar su tipo de cambio, que es lo que hubiera correspondido hacer, Argentina decidió cerrar las importaciones. Las importaciones en junio cayeron 12% comparado con junio del año pasado y las exportaciones cayeron 10%.
Como existe una inflación muy alta y el tipo de cambio está asociado como “variable de ajuste”, la situación se vuelve aún más compleja. Entonces, con esta lógica, las importaciones van a seguir cerrándose con efectos cada vez más nocivos para la economía Argentina.

 

Restricción energética

Otro problema que enfrenta el país es la restricción energética. Cuando se analizan las importaciones de Argentina, que cayeron un 5% en cantidades en el mes de mayo comparado con mayo del año pasado, la importación de combustible y energía creció más del 40%. Por lo tanto, para compensar esta suba, se tuvo que reducir con mayor énfasis el resto de las importaciones, en cuyo caso se redujeron un 38% los bienes de capital, 15% los bienes intermedios, 17% piezas y accesorios para bienes de capital, 30% bienes de consumo. En síntesis, para compensar un decrecimiento de las exportaciones y mantener el superávit de la balanza comercial, no sólo se reducen las importaciones en su conjunto, sino que, como el componente energético aumentó, esta medida se agudizó aún más.

 

La emisión monetaria y las restricciones a la compra de moneda extranjera.

Las restricciones a la compra de moneda extranjera van a continuar. El Banco Central tiene que cumplir con obligaciones: financiar el déficit público, pagar deudas por reservas y financiar el sistema financiero para que esté líquido y otorgue préstamos. Con lo cual, el Banco Central va a continuar con una política de emisión expansiva, por lo tanto, la inflación en la Argentina va a continuar subiendo, aunque entremos en un proceso recesivo. La emisión sigue creciendo al 31%, el gasto público sigue creciendo al 35%. 
En este contexto inflacionario, el ciudadano prefiere consumir hoy y endeudarse en pesos a plazos fijos. Los depósitos en el último año crecieron 17% y los préstamos crecieron un 37%. El dólar, en cambio, en EEUU desde 1782, un solo año en su historia, tuvo una inflación del 10%. Argentina en los 140 años le sacó trece ceros a la moneda. Entonces, es natural que el argentino quiera resguardarse en dólares para preservar sus activos y no por un tema cultural.

 

Falta de inversión en el largo plazo

La pérdida de confiabilidad en el país ha afectado negativamente el componente de las inversiones. Nadie invierte en Argentina a menos que la rentabilidad sea espectacular en el corto plazo. “No hay inversión en el largo plazo si no hay confianza”. Argentina comienza a carecer de inversiones de largo plazo: energía, transporte, infraestructura, etc. Después de crecer 8 años al 8% en promedio, hoy las inversiones en fábricas nuevas, por ejemplo, son casi nulas. Lo que se ve son ampliaciones o modificaciones de planta que son inversiones de corto plazo. Esto es resultado de la falta de confianza.

 

El contexto internacional, oportunidades de crecimiento.

El cambio que se produjo en el mundo con la irrupción de China e India como potencias, que en conjunto representan alrededor de 2500 millones de personas dedicadas a producir bienes y servicios que demandan alimentos, minería y energía, favoreció enormemente a nuestro país y lo posicionó en un lugar de privilegio. Somos el noveno país en expansión territorial con sólo 40 millones de personas de los cuales el 75% de la población ocupa sólo el 2% de nuestro territorio, por lo tanto las oportunidades para el país en el mediano plazo son espectaculares. Ahora bien, el crecimiento y expansión agroindustrial que se produjo desde el 2003, se desaceleró a partir del 2008. No pudimos superar las 100 millones de toneladas producidas. A partir de ese año, el rendimiento promedio de la soja, la inversión por unidad de hectárea y la venta de maquinaria agrícola no superaron los valores del 2008. Hoy, la mayor inversión de los productores agrícolas es en ladrillo y no en su campo. Entonces, mientras persistamos con esta situación, no estamos aprovechando todo el potencial y las oportunidades que el contexto nos ofrece.

 

Conclusiones y perspectivas

La medida para solucionar estas problemáticas sería tratar de reducir la inflación y lograr una devaluación competitiva, eso significa que va a producirse una devaluación que, si bien genera un pequeño cerco inflacionario, permitirá recuperar la competitividad en el mediano plazo y ordenar las cuentas. Mientras que si continuamos con los niveles de emisión que tenemos, esta medida no va a tener el efecto positivo y se producirá una devaluación no competitiva como en 1975 o en 1981. Argentina va a tener que tomar este tipo de medidas necesariamente, pero el gobierno no está convencido de eso por lo cual, continuarán produciéndose parches y restricciones en la economía.

 

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